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Presidido por la toga que empleara para ejercer su propia defensa y que hoy deviene símbolo de compromiso para todas las generaciones de magistrados y jueces, se desarrolló, en la jornada de este viernes 13 de agosto en la sede del Tribunal Supremo Popular (TSP), un encuentro que estuvo marcado, en los minutos iniciales, por la fuerza de un grupo de jóvenes de esta institución que patentizaron la continuidad del legado del Comandante y por la auténtica poesía que nace desde la voz de la maestra Corina Mestre, quien, como nadie, emociona e inspira desde su inigualable talento.
Y con el firme propósito de aproximarnos, más que al líder, al gran ser humano que supo ser para todos llegó, hasta el máximo órgano judicial cubano, la periodista Bárbara Betancourt Abreu quien acompañó al Comandante en buena parte de los eventos más importantes del país.
“Tuve el privilegio de estar, por mi labor, bastante cerca de Fidel en muchas oportunidades. Aprendí que eran muy pocos quienes se resistían a ser cautivados por él, por su oratoria que está muy ligada a su formación como profesional del Derecho y, sobre todo, por la pasión que le imprimía tanto a sus palabras, como a sus acciones”. Así inició nuestra invitada sus parlamentos, y en sus palabras se comienza a descubrir esa gratitud y admiración inmensa que sentimos por quien también fuera apodado como el gigante.
Contó al auditorio, integrado por magistrados y trabajadores del Tribunal Supremo Popular, que el compromiso del Comandante con lo que se proponía no tenía límites, que él siempre estaba conspirando por una causa. “Fidel constantemente te hablaba de lo que había que hacer, no solo para Cuba, sino para el mundo, para la humanidad toda”, comentó.
Barbarita, como cariñosamente le llaman sus amigos, evocó, además, al Fidel periodista, a ese hombre que también vio como colega, “porque fue un excelente comunicador”, afirmó. Y entonces, rememora cuando preparaban cada Mesa Redonda, y les enseñaba qué fuente consultar, qué temas abordar, de qué manera hacerlo y qué le interesaba a los televidentes escuchar.
“Para ustedes también debe ser un privilegio saberse sus colegas. Él ejerció el Derecho de una manera magistral, y ello lo tienen expuesto aquí en la causa 37 de 1953, como muestra testimonial de un juicio en el que asumió su propia defensa y en el que declaró que José Martí había sido el autor intelectual del asalto al Moncada. Ahí tienen ustedes a su Fidel”, significó al recordar a ese joven que, desde las aulas de la Universidad de La Habana, se hizo abogado.
En los minutos finales, Barbarita afirmó que el líder histórico de la Revolución cubana es una figura que aún convoca, de la cual todavía se enarbola su obra, su nombre, y cuyo cumpleaños 95 hoy se está celebrando en todo el orbe. “Fidel nunca se dejó vencer por las adversidades, y esa enseñanza debemos tenerla siempre presente. Verlo como jurista, o como persona que defendió mucho la justicia, lo hace aún más grande. Ahí estuvo, en batallas tan fuertes como la liberación del niño Elián o de los cinco héroes, pues echaba las peleas para ganarlas, apoyado en su ejemplo, en sus valores, y con la verdad como bandera. Y qué mejor tributo para él que mantener nuestro proyecto tal y como lo idealizó”, concluyó visiblemente emocionada.
Al término del encuentro, Rubén Remigio Ferro, presidente del TSP, agradeció la presencia de la invitada y, refiriéndose a la causa que se expone junto a la toga que utilizara Fidel en el juicio por los sucesos del Moncada, expresó que para los jueces cubanos es una aspiración constante que nuestro desempeño se acerque a lo que soñó el Comandante.
Remigio Ferro hizo alusión, además, a las eternas enseñanzas que, para los que tenemos la misión de impartir justicia, seguimos encontrando a diario en ese extraordinario documento que trascendió al mundo como su alegato de autodefensa: “En la Historia me Absolverá dijo cómo tenía que ser la justicia revolucionaria, y en Cuba, tiene que hacerse impregnada de ese humanismo que nos guía”, aseveró.