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La rapidez y calidad con que tribunales cubanos continuaron resolviendo satisfactoriamente procesos durante 2023, a pesar de los problemas con el estado del transporte, las disponibilidades de combustible y otros contratiempos, es un elemento que llama la atención a medida que, a escala provincial, transcurren los balances del trabajo realizado en esa etapa, presididos por Rubén Remigio Ferro, presidente del Tribunal Supremo Popular (TSP).
Aun cuando la pupila de esos debates se concentra más en lo dejado de hacer, en lo que pudo realizarse mejor y en proyecciones para perfeccionar más el trabajo en lo adelante, Remigio Ferro consideró justo reconocer en ese entorno la labor de provincias que solucionan un alto porciento de los casos (algunas por encima del 85 %).
«Detrás de ese resultado hay mucho esfuerzo y un beneficio no solo interno, para la institución, sino también para las personas implicadas en estos procesos, para la familia, para la sociedad».
Tras afirmar, en diálogo con medios de prensa, que «esa es una conquista no muy conocida, de la cual no se habla mucho», el Presidente del TSP enfatizó en que tal prontitud es el primer elemento en la calidad de la justicia que imparte Cuba, país que puede exhibir resultados así, a diferencia de lo que está caracterizando cada vez más al mundo, marcado por una «epidemia de la justicia retrasada».
Por ello, comentó que cerrar el año con cuatro o cinco casos ligeramente demorados en determinado territorio, sería una especie de ciencia ficción en países en los que la solución tarda años.
«A nosotros, desde luego, por la esencia de nuestra justicia, nos interesa o nos preocupa cuando un solo proceso tiende a prolongarse», añadió.
Entrevistado por periodistas de la televisión y del periódico Granma en el centro del archipiélago, Remigio Ferro apuntó que «la calidad no es resultado de la casualidad, hay que gestionarla»; por eso el sistema de tribunales pone en práctica los mecanismos internos con que cuenta para examinar y velar por que todo se haga del modo más correcto posible.
En ese propósito, subrayó el rol determinante del factor humano, porque «esta es una profesión de amor; en la que hay que tener mucha pasión».
De conformidad con ello, según meditó, el juez cubano debe ser gente de pueblo, buen ser humano, con virtudes o valores, superarse constantemente, estar informado todo el tiempo, actualizado de lo que acontece a su alrededor, en el país, en el mundo.
Esa es la mejor manera –concluyó– de lograr que la justicia cubana se siga pareciendo siempre al tiempo en que se aplica.
Tomado del Granma:https://www.granma.cu/cuba/2024-02-02/a-tiempo-con-la-justicia-02-02-2024-23-02-27