- 31 vistas

Como parte de las actividades por el aniversario 45 del Sistema de Tribunales, el Tribunal Supremo Popular convocó en 2018 a un concurso nacional para celebrar la fecha. De los trabajos que resultaron ganadores, publicaremos paulatinamente el resumen de los artículos premiados. Estos aparecerán publicados íntegramente en la edición 32 de la revista Justicia y Derecho.
En esta oportunidad, ponemos a su disposición el trabajo científico que obtuvo el Primer Premio, otorgado a la especialista Maryla Pérez Bernal.
Partiendo de que la paz global se fragua desde la adecuada gestión de la conflictividad social a la más diminuta escala y de que desarrollar culturas se inscribe entre los más difíciles cometidos, puede asegurarse que arropar y aquietar conflictos civiles y de familia no se satisface solo generando propuestas extrajudiciales; es importante, también, que la conducción del proceso judicial por los jueces que se ocupan de estas materias tienda, deliberadamente, al cambio del paradigma adversarial.
Este hecho de la realidad judicial cubana se explica a partir del estudio de aportes doctrinarios y de la sistematización de vivencias colectivas de jueces que se desempeñan en los ámbitos de lo civil y familiar en Cuba, y responde a los siguientes cuestionamientos: ¿Cómo evoluciona la conflictividad de las relaciones interpersonales a partir de la configuración de las condiciones morales de nuestro mundo? ¿Concierne a los jueces, además de aplicar la ley a cada caso, involucrarse en el desarrollo de la cultura de la paz en las relaciones humanas de naturaleza civil y familiar? Se procura explicar por qué las personas se resisten hoy a situarse en el lugar del otro, a renunciar a cuestiones que, desde una adecuada idea de lo que es bueno y justo, no valen sufrir un conflicto innecesario. Se subrayan el cometido pacificador de la sentencia y la importancia de que los jueces logren equilibrar ejercicio de autoridad y autocontrol.
En el contexto de la filosofía moral de las relaciones sociales en el mundo globalizado se gesta un paradigma de aspiración al bienestar, sin reparar en referentes éticos ni respetar la dignidad humana, lo que resalta el desafío para el impulso de una cultura de paz. Facilitar el constante desarrollo del entendimiento recíproco en las relaciones civiles y familiares debe constituir un principio de actuación de los jueces cubanos y, hacia ese propósito, tiene que orientarse la realización práctica del proceso.
El cometido de la pacificación social no podrá significar la zozobra de la legalidad ni el abandono del más puro ideal de justicia y, en su despliegue eficaz, inciden factores como la autoconciencia de los jueces, la escucha empática, el autocontrol, el manejo adecuado de los intereses de las partes y la probidad en la conducta del juzgador.