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Está concluyendo el Tribunal Supremo Popular un recorrido iniciado en junio, que incluye a todas las provincias cubanas. Pudiera parecer que, más allá del universo en el que actúan e interactúan los jueces, esa visita no tiene mucha más trascendencia. En realidad no es así.
En primer lugar, no se trata de un contacto puramente formal, para controlar, señalar problemas, levantar actas, exigir…
El propósito ha sido contribuir, de manera conjunta, a una preparación superior de los jueces, en aras de un mejor dominio y desempeño de sus funciones, a tono con el momento actual que vive el país, para garantizar una justicia cada vez más efectiva y transparente.
Ojo, entonces, con esto último. Resulta obvio que la beneficiaria final de tal empeño no es solo la institución jurídica; es también, y, sobre todo, la sociedad, la población.
Por nuestros medios de prensa ha fluido abundante información acerca de nuevas leyes, normas jurídicas y transformaciones analizadas o aprobadas en medio de un momento de actividad legislativa sin paralelo por parte del Parlamento.
Lógicamente, se requiere no solo de mucho conocimiento, actualización y el correspondiente dominio por parte de los profesionales encargados de que se imparta justicia.
Por ello, asuntos como los relacionados con la reforma procesal y el seguimiento al modo en que se ha venido aplicando, la violencia de género como fenómeno inadmisible e incompatible con el modelo de sociedad en Cuba, o la protección y salvaguarda a personas en situación de vulnerabilidad, han ocupado espacio en el contexto de un recorrido que, lejos de convertirse en monólogo unidireccional de criterios o de orientaciones, se ha caracterizado por el rico intercambio entre visitantes y visitados.
Así, para Sheyla del Sol Domínguez, presidenta del Tribunal Provincial Popular de Sancti Spíritus, aquella jornada, en junio, fue «sumamente fructífera, trascendental, porque muchos jueces somos jóvenes y, debido a la situación del país, se han reducido o suspendido los encuentros presenciales, las pasantías. De manera que tener ahí a esos magistrados nos permitió escuchar, debatir, conocer acerca de formas de hacer, tendencias del país, cómo no incurrir en errores, muchas veces de interpretación; tocar de primera mano detalles interesantes del Código de las Familias, el rol de la población y la manera de prepararla».
Hace apenas unos días, cuando el perfil institucional del Tribunal avileño situó información y elementos gráficos acerca de la visita, numerosos profesionales y trabajadores de la institución, incluso de otras provincias, expresaron sincera gratitud por una experiencia que, en términos generales, consideran «excelente, oportuna y muy provechosa para todos».
Ahora Meury Díaz, presidenta del Tribunal Municipal Popular en Ciego de Ávila, no duda de que «estamos haciendo bien nuestra labor, en correspondencia con lo que orienta el país y con lo que de nosotros espera el pueblo».
Yanay Pérez Obregón, al frente de la institución en la provincia, siente que las «magistrales horas con los magistrados» han dejado un ambiente de optimismo, de gratitud y de motivación en presidentes, colegas que dirigen secciones, secretarios judiciales y jueces en general de los territorios.
Aunque no siempre lo interioricemos, esas son aristas, detalles que también les conceden una singularidad al sistema judicial cubano, integrado por hombres y mujeres que viven bajo nuestro techo, dos casas más allá de la nuestra o un poco más alejados, pero en el mismo barrio, ciudad o asentamiento rural y que, por respeto a sí mismos y a la herencia histórica de la nación en materia de Derecho, son los primeros interesados en hacer bien las cosas, en que de su profesionalidad emane justicia en todos los procesos
Publicado por el Periódico Granma:https://www.granma.cu/cuba/2024-09-11/magistral-por-nuestros-magistrados-11-09-2024-19-09-49