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Todas las profesiones son difíciles y llevan en sí sacrificio. Pero impartir justicia, a nombre de todo un pueblo, siempre vendrá acompañado de una constante superación profesional y personal. Sus amaneceres son, en la mayoría de las ocasiones, sin que aun la luz del sol haya bañado estas tierras, pero como a cada cubano no la abandona el placer del café y el primer abrazo de su familia. Maribel Quintana Lina, jueza por vocación, es una de esas mujeres cuya inspiración está en lo que hace. Actualmente se desempeña como presidenta del Tribunal Municipal Popular de San Antonio de los Baños. Acumula más de 30 años en el sector jurídico y recientemente le fue otorgada la Medalla al Mérito Judicial del Sistema de Tribunales.
¿Cuán complejo resulta tanto bregar en este ejercicio de gran responsabilidad para la sociedad?
Desde que culminé mi etapa estudiantil tras haberme graduado en la Universidad de La Habana de Licenciada en Derecho, tomé la decisión de incorporarme a los tribunales. Primeramente, fui especialista en asuntos jurídicos, donde me entrené. Un año más tarde comencé a trabajar en el Tribunal Municipal Popular de Alquízar como presidenta de este órgano de justicia. Con el decursar de los años, desarrollé otros cargos en el Tribunal Provincial Popular de La Habana como jueza profesional de las materias civil, laboral y económica y más adelante fui nombrada presidenta de la Sala Segunda de lo Penal. Una vez creada la nueva provincia Artemisa, pasé a presidenta del Tribunal Municipal Popular de San Antonio de los Baños, donde me encuentro desde el año 2004.
Maribel es madre, federada, hija de una familia que ha defendido la Revolución, que ha dado a sus hijos la educación que requieren para convertirse en hombres y mujeres a la altura del momento histórico que les ha tocado vivir.
¿Qué le resulta lo más gratificante de su carrera?
Llevo más de 30 años laborando en los tribunales populares. Es una tarea que realizo con amor porque como dijera el cantautor Silvio Rodríguez en una de sus canciones: “solo el amor engendra la maravilla”. He realizado mi labor con apego a la ley, pienso que ha sido eso lo que me ha permitido llegar al mérito judicial, que recibí de manos del presidente del Tribunal Supremo Popular, Rubén Remigio Ferro.
¿Qué le aconseja a las nuevas generaciones de jueces?
Partiendo de mi experiencia personal, de lo que viví cuando era joven, incito a la juventud que ingresa a los tribunales a que nunca manchen los caudales del patriotismo, que sean portadores de los Valores Institucionales que deben caracterizar a cada trabajador de los tribunales populares y que deben ser dignos guerreros de la pluma y del papel.
Para Maribel, siempre serán la dignidad y la responsabilidad los valores que nunca se deben traicionar, pues en ellos radica la esencia de su profesión. Con profundo sentimiento reafirma que continuará impartiendo justicia a nombre del pueblo cubano, que será la mentora de todos los jóvenes que a ella se acerquen y que los guiará por los senderos de la justicia que, en la Cuba de hoy, siempre deberá ser efectiva y transparente.
