
Habla con la seguridad de quien lleva más de 35 años laborando en el único centro de trabajo que ha tenido, dialoga con el orgullo de saberse parte de una gran familia que la ha acogido con el mismo amor y respeto que ella ha sabido entregar a quien la conoce. Es que, entre esa certeza y la virtud de sentirse dichosa, nuestra entrevistada nos evoca aquella máxima martiana en cuya esencia vive el fuerte sentimiento por el cual se mantiene junto a nosotros: «La gratitud, como ciertas flores, no se da en las alturas, mejor reverdece en la tierra fértil de los humildes».
Y aunque inicialmente fuimos tras las historias de Daysi con el propósito de que nos contara anécdotas y recuerdos, nos percatamos que ella atesora, con el mayor de los celos, las memorias y las vivencias de más de tres décadas en las que jamás abandonó la ternura y el empeño que a diario enriquece desde un corazón que sabe que quien lleva mucho adentro, necesita poco afuera.
Con esa convicción conversamos con Daysi Valdés Vázquez, secretaria judicial de la Sala de lo Laboral del Tribunal Supremo Popular (TSP).
¿Cómo llega Daysi al máximo órgano judicial cubano?
Soy graduada de Técnico Medio en Electrotecnia Naval, una especialidad que, cuando estaba en su segundo año de estudios, nos comunicaron que su perfil laboral tenía que ver con la electricidad de los barcos y, de manera específica, con la de sus grandes motores. ¡Imagínate cuándo supe eso! La primera pregunta que me hice fue, - ¿qué me hago yo ahora? Pero decidí quedarme para alcanzar mi título de Bachiller. Cuando me gradué me puse a buscar trabajo, porque mi ubicación laboral iba a ser en los puertos. Fue entonces cuando una compañera que trabajaba en el Tribunal Provincial Popular de Ciudad de La Habana, que conocía de mi situación, me comentó que en el TSP estaban dando clases de mecanografía y en septiembre de 1985 empecé allí, hasta que, en diciembre de ese propio año, la Sala de lo Laboral, donde trabajo actualmente, solicitó mecanógrafas y afortunadamente estuve entre las dos que seleccionaron.
Y para una recién graduada, sin experiencia laboral, ¿qué significó comenzar su vida profesional, precisamente, en el TSP?
Esta ha sido mi primera y única escuela, y a ella le debo gran parte de lo que soy. Aquí aprendí el significado de la disciplina laboral, de la ética con que hay que trabajar, tuve la oportunidad de estudiar el Técnico Medio en Derecho Laboral, otra especialidad de la cual me gradué estando embaraza de mi primer hijo. Cuando la terminé pasé a la Sala de lo Penal, y allí estuve por más de veinte años, aprendiendo constantemente.
Sin embargo, Daysi, aunque pasastes a la Sala de lo Penal, hoy estas nuevamente en la Sala donde comenzó tu vínculo laboral. ¿Cómo fue el regreso a tus comienzos?
Casualmente un día me hicieron la propuesta y en aquel entonces no sabía cómo comentárselo a la Dra. Maricela, hoy vicepresidenta del TSP, que en ese momento era la presidenta de la Sala de lo Penal. Pero cuando se lo dije, ella lo aceptó y me dio fuerzas para asumir la nueva tarea, que traía consigo más responsabilidad. Agradezco muchísimo que en la Sala de lo Laboral hayan pensado en mí. Y allí estoy y estaré, siempre con el mismo amor y disposición con la que me levanto todos los días.
Pero en treinta y cinco años en el máximo órgano judicial cubano, de seguro has vivido múltiples anécdotas que recuerdas, quizás, por quienes formaron parte de ellas.
Han sido muchas, y ahora que hablas de quienes en ella estuvieron, me viene a la mente una muy especial que ocurrió, precisamente, en un acto por el Día Internacional de la Mujer. Ese día mientras nos hablaba, el presidente del TSP, Rubén Remigio Ferro, comenzó a llamar a diferentes féminas: a una jueza, a una trabajadora del área de servicios internos, a la archivera, a una directiva y a una secretaria. ¡Esa secretaria fui yo!; y cuando me mencionó, momento que no fue preparado, me puse tan nerviosa que no podía ni hablar, la boca me temblaba, pero entre todo ese nervio estaba el orgullo de que me haya mencionado, sabiendo, además, de que habían buenas secretarias junto a mí que también lo merecían.
Llegaron entonces a tu vida tus dos hijos, ¿Cómo lograste conjugar las responsabilidades del trabajo con las del hogar?
Mis dos hijos nacieron y se criaron prácticamente en el tribunal. Ellos decían que nuestra casa en Alamar era la ciudad del sueño, porque solo iban a dormir y aquí hacían su vida social. Recuerdo con especial cariño al anterior presidente del TSP, el Dr. Amaro Salup, quien siempre atendió las situaciones de sus trabajadores. Los propios jueces de la sala también me ayudaron mucho, pues los niños estaban siempre en la oficina, allí dormían sus siestas y permanecían mucho tiempo entre mis compañeros.
Hace unos minutos nos hablabas de todo lo que incorporaste a tu comportamiento desde que iniciaste tu vida laboral en los tribunales. ¿Encontró eso reflejo en la educación dada a tus hijos?
Claro que sí. A ellos les enseñé, primero que todo, el respeto, la honestidad y la ética que se deben guardar en cualquier lugar donde estén, el trato que se le da a las personas, a los compañeros de trabajo, y eso derivó en una gran familiaridad que hoy existe entre quienes comparten conmigo el día a día. Para ellos el tribunal también fue una escuela, diría inclusive que esta es más casa que la otra, porque aquí es donde permanecemos más tiempo y en el hogar, junto a mi familia, estoy pocas horas.
Y como regalo de esa gran familia conocemos que ya eres abuela de tres niños y el cuarto viene en camino.
Así es, soy abuela de tres maravillosos nietos que me dejó mi hijo y tuve la oportunidad de conocerlos ya que viven fuera del país. Son muy cariñosos, siempre mantenemos la comunicación virtual, ahora con más fuerza. Por las videollamadas hacemos paseos, celebramos cumpleaños, dibujamos, intercambiamos cariños, sonrisas…
Y desde el corazón de Daysi, brotan, por unos segundos, lágrimas cuando a su mente llegan las alegrías vividas junto a un hijo que ya no está a su lado. Y esa emoción desmedida es parte de memorias eternas que ni el tiempo las puede borrar.
¿Qué tiene Daysi que agradecerle a su familia que tanto la ha ayudado en lo personal y en lo profesional?
Somos una gran familia. Hemos creado el hábito de desayunar y comer juntos, de disfrutar de la sobremesa, del postre colectivo, aunque yo siempre pierda en ese momento porque no me gusta el dulce, pero aun así me lo respetan, y después terminan comiéndoselo.
Agradezco la ayuda que me dan mi hija y mi esposo. Con él llevo 28 años de relación. Es una persona muy especial, tanto que mi hijo le decía a él papá, aunque no fuera su padre biológico, simplemente porque él se lo ganó.
También tengo otra gran familia de la cual formo parte, y son mis compañeros de trabajo, porque junto a ellos se aprende cada día algo diferente.
Finalmente, Daysi, ¿qué palabras dedicarles a las féminas en su día desde una mujer que transmite, con su actuar cotidiano, fortaleza y perseverancia?
Como fémina, soy portadora del concepto de que las mujeres llevamos una carga extra de trabajo acompañado de cariños y de buenos deseos de seguir creciendo y haciendo bien las cosas. Como mujer, te puedo decir que sí podemos llevar esas cargas, porque nosotras estamos preparadas para ello y mucho más.
Y esa preparación incluye lo bueno y lo malo, lo duro y lo difícil de la vida, que siempre vendrá acompañada de alicientes que te impulsan a seguir adelante. Cada día me levanto, me maquillo, me arreglo para sentirme bien. Eso me estimula, me gusta tener alguna prenda del color del día porque siento que eso me da energías para asistir a una de mis mayores motivaciones que es mi centro de trabajo.
Daysi nos habla de agradecimientos, y en gran parte de sus palabras se descubren sueños cumplidos y otros que vendrán. Dentro de ellos, el querer jubilarse en el TSP, y seguir dando lo mejor de sí en todo cuanto hace, porque confía en que continuará superándose y aprendiendo en cada nuevo desafío.
Entonces, cuando se tiene la pasión como guía y al empeño como hacedor de senderos, no se precisa de atavíos ostentosos o de artilugios para despertar admiración. Basta ser parte de un entorno habitual y las virtudes brotan, sobre todo, si de ellas emanan el amor convertido en “delicadeza, esperanza fina, merecimiento y respeto”.
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Me gustó muchísimo conocer la historia de vida y laboral de esta excelente mujer y que además tuve la dicha de conocer personalmente. Muchos éxitos para ti Daysi
Excelente trabajadora y persona, con ella se puede contar para cualquier cosa, es de los seres humanos imprescindible, Felicidades Daysi.