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En la toma de posesión de su cargo, en la Cuarta Sesión Extraordinaria de la IX Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, se refirió, entre otros aspectos, a las esencias y cualidades de la Revolución cubana.
En esta jornada, de gran significación histórica para todos los cubanos, recordamos las palabras del presidente, pues en ellas vive la mayor cualidad de este pueblo que sigue edificando, desde el pasado, su presente y su futuro: ¡La unidad!
Si algo no perdió jamás el liderazgo de la Revolución Cubana fue el curso de la moral en la Historia. Ahí están, invictos, sin más monumentos que su propia obra, a la cual tenemos el deber de rendir el más justo de los tributos: hacerla crecer y prosperar, sin temor a las amenazas ni a los riesgos.
Los pobres de la tierra no podemos perder la dignidad ni ceder ante la amenaza. Es una convicción demostrada muchas veces a lo largo de la historia, desde aquel 10 de Octubre en La Demajagua hasta el día de abril de 1961 en que Fidel disparó con un tanque contra los barcos mercenarios.
En estos tiempos, en que hemos vuelto a acompañar al Comandante Almeida en su grito de principios en medio de las más duras horas, afirmamos rotundamente que la Revolución Cubana preservará intactas todas sus convicciones, esas que costaron la sangre de los mejores hijos de nuestra Patria.
Hoy volvemos a hacer nuestra aquella valoración que tantas veces le escuchamos al General de Ejército y que hemos aprendido a aquilatar mejor en medio de la dificultad: “¡Qué clase de pueblo tenemos!
Los que crean y construyen han derrotado a los que odian y deshacen.
La sangre de nuestros nobles aborígenes, nuestros abuelos europeos, africanos y asiáticos y la de todos los hombres y mujeres de inmenso coraje, que a lo largo de los siglos conformaron el ser nacional, hierve de rebeldía frente a cada amenaza y de rabia ante cada agresión.
Mientras más nos agreden, mientras más nos intimidan, más crece la voluntad y la fuerza nacional: ¡La unidad!