La experiencia, enseñanza y ejemplo de una jueza cubana

Yaíma Expósito Mata, Comunicadora del TPP de Sancti Spíritus
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Miriam Blanco Peraza, jueza profesional del TPP de Sancti Spíritus
sistema de tribunales
Cuba
Tribunal Provincial Popular
Sancti Spíritus
juez
Tribunal Supremo Popular

Entrevista a Miriam Blanco Peraza, jueza profesional del Tribunal Provincial Popular de Sancti Spíritus

La oficina le reverencia cada día, desde bien temprano, cuando su andar pausado anuncia que Miriam Blanco Peraza, experimentada jueza, voltea una hoja más del almanaque y comienza otra jornada de su rica historia como profesional del Derecho. Como aliada eterna la puntualidad; como virtud, el estudio permanente y meticuloso de cada expediente que marca un caso que enfrentará en la sala judicial; en la misma donde tantas veces la he visto erguida con la toga puesta, deja escapar, ahora, destellos de su vida.

¿Qué distinguió los inicios de la vida laboral de Miriam?

Comencé de oficinista en el llamado Ministerio de Justicia, en la calle Máximo Gómez, donde confluían la Notaría, Reforma Urbana, Registro Civil y Bufetes Colectivos. Apenas había cumplido los 17 años. Inicié en la recepción atendiendo al público que venía interesado en cualquiera de los trámites que allí se realizaban. Cuando llegué al tribunal ya había recorrido un camino vinculado al mundo de las leyes.

Ya allí, cuando concluí mis estudios y tras haber estado unos meses ejerciendo como abogada en la materia civil, tomo posesión del cargo como juez en el año 1978. Comencé en la Sala de lo Penal, donde estuve durante siete años y luego paso a la Sala de lo Civil, simultaneando en ambas varias veces.

Más de cuatro décadas de encomiable labor te premian con el Reconocimiento al Mérito Judicial. ¿Qué significó para ti?

Dicho mérito recompensa mi desempeño. Siempre he tratado de actuar con el mayor apego a lo justo, a lo que está establecido. Me gusta valorar cada caso con su especificidad, con su propia realidad; respetando las garantías de las partes, sin desatender lo que está estipulado en ley y tratando de resolver lo más correcto posible cada proceso. Creo que a eso y a mi amor por la profesión de juez, debo el reconocimiento.

¿Cuánto ha influido tu colectivo en los logros profesionales?

Mantener buenas relaciones con los compañeros de trabajo es fundamental y vale mucho. Si me he animado a permanecer tantos años en el Sistema de Tribunales es, en parte, gracias al respaldo y al apoyo mostrados cuando lo he necesitado. Somos un equipo de trabajo, con magníficas relaciones entre todos y si solidaria dicen que soy yo, solidarios somos todos. En la sala hay excelentes profesionales muy bien preparados y con mucho interés. Eso es fundamental.

¿Cómo has convivido con el uso de las nuevas tecnologías?

Me ha costado mucho trabajo y me ha faltado empeño para aprender más. Un juez tiene que superarse, prepararse, indagar, investigar y conocer que está pasando en el mundo vinculado al ambiente judicial. En ese proceso juegan un papel importante las herramientas digitales puestas a nuestra disposición como el Repositorio Institucional, valiosa fuente de consulta y descarga de un sinnúmero de documentos judiciales.

¿Qué opina de esa fuerza joven que hoy te rodea?

Son muchachos muy buenos, con un gran interés por la superación profesional y con un alto grado de responsabilidad y sentido de pertenencia. A ellos dedico parte de mi tiempo laboral, pues de la calidad que logren en todo cuando hacen dependerá el futuro del Sistema de Tribunales cubanos.  

Hablas de jubilación. ¿Qué significaría para ti tocar la campana por última vez?

Nunca he pensado en eso, me parece que como todas las cosas de la vida hay que enfrentarlas, considero que, llegado el momento, lo sabré hacer, con la firme convicción de que hay que ceder el paso a las nuevas generaciones. No sé cómo será ese adiós, ni pensarlo quiero, pero llegará y hay que afrontarlo.

Su verbo calla. Su mirada se pierde, como tratando de asimilar cada espacio que su ejercicio de justicia ha tocado. Sus pasos desandan otra vez el camino a casa después de cada jornada laboral.

Sí, en algún momento ya no estará allí, en los estrados, pero quedarán por siempre su experiencia, su enseñanza y su ejemplo. Porque Miriam, desde ya, ancló en la vanguardia de los imprescindibles.

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Comentarios

Lun, 10/05/2021 - 21:43
Idolia Bermudez

Cuando cursé estudios de especialidad también matriculó Míriam Blanco, que en aquel entonces tuvo que abandonar por problemas familiares tengo entendido, sin embargo, se le otorgó de forma directa esa categoría profesional a otros juristas con menos méritos y a ella no, decisión que todavía me aún me contraría, porque si alguien merecía esa distinción era Míriam.

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