Durante 25 años ha ejercido la función de Juez Lego en el Tribunal Provincial Popular de Pinar del Río. La Sala de lo Penal lo acogió hace un cuarto de siglo, y dice sentir el mismo orgullo de ese primer día en que empezó a representar al pueblo en el sistema de justicia cubana.
Con la misma pasión y entrega con que asume la actividad de auditor de la UCAI (Unidad Central de Auditoría Interna), Ángel Luis Díaz Martínez sube las escaleras de mármol de Carrara de nuestra sede principal cada vez que es convocado para integrar tribunal.
Desde hace un tiempo el orgullo cobró otra dimensión porque ahora sirve al Tribunal Supremo Popular. “Me siento honrado con ello porque imagínese yo coincidí en la Sala de lo Penal con Rubén Remigio que hoy preside el máximo órgano en el país, eso es un privilegio y habla de los años que llevo en esta actividad”, expresó.
A sus siete décadas Ángel Luis mantiene la vitalidad y entereza de quien sabe que cada acción o decisión suya, cada opinión, es un aporte al bien común.
Inquirido sobre los delitos que más hondo le calan manifestó que aquellos que tienen que ver con la violencia en sentido general y contra el normal desarrollo de niñas, niños y adolescentes.
También pone sus ojos en los ilícitos que alcanzan el campo económico porque “cada vez que hay actos de corrupción, de apropiación indebida, de malversación es un daño que recibe la economía cubana, que recibe el país”, manifestó.
Si bien el juez lego no puede ser un profesional del Derecho, para Ángel Luis el conocimiento y la preparación son fundamentales, “hay que leer, documentarse, consultar para poder responder a ese mandato constitucional y a esa confianza que el pueblo te da cuando te propone como Juez Lego”, sentenció.
Aunque la vida no lo premió con descendencia, se considera el padre de los cuatro hijos que su esposa Isela Rodríguez Mojena le aportó a esa unión en su momento.
“Dos hembras y dos varones que nos han dado muchas alegrías, están formados profesionalmente y son hombres y mujeres de bien, me reconocen también como su padre. Con eso no se puede pedir más.
“El juez lego necesita además una familia que lo apoye, que lo ayude porque es una rol independiente al quehacer laboral que se desempeña y hace falta alguien en la retaguardia”, nos contó.
De origen humilde y hablar pausado, por momentos risueño, Ángel Luis insiste en que hay que tener identificación con las nobles causas, hay que poner el corazón para ser Juez Lego.
Y sí, si algo percibimos en este pinareño es ese ímpetu que no está reñido con los años al servicio del bien, porque Ángel Luis Díaz Martínez es un apasionado de la justicia.