Fidel en nuestro Código de Ética Judicial

Yunieska Gómez Montero, vicepresidenta, Tribunal Provincial Popular de Villa Clara
0
Fidel Castro Ruz

Para un joven de estos tiempos, en que la tecnología resulta un factor imprescindible, resulta difícil recordar cuánto conocimiento y sabiduría encierran los documentos escritos, digamos: libros, revistas, boletines. Esto me tocó de cerca, pues, recientemente, tuve la oportunidad de tener en mis manos el libro Diccionario de pensamientos de Fidel Castro, de Salomón Suri Sarfati, publicado por la Editora Política (La Habana, 2008). Devorada por la curiosidad comencé una lectura inmediata, y comprendí una vez más lo insuperable que es Fidel.

Entonces, me puse a enlazar cada pensamiento con los valores institucionales que promulga nuestro Código de Ética Judicial, para sentir, en mi actuación diaria, más cercano a nuestro Comandante.

El Código enuncia, tal como aparece recogido en la introducción:

valores y principios fundamentales que deben caracterizar la actitud y el comportamiento de los jueces, secretarios judiciales y demás trabajadores de los órganos jurisdiccionales cubanos, en aras de concretar esos presupuestos esenciales.

Su cumplimiento recaba de los hombres y mujeres del Sistema de Tribunales Populares dela nación, el empeño permanente por practicar y reflejar −tanto en la labor cotidiana como en la conducta personal− esos patrones éticos y morales, como atributos indispensables que garanticen a la ciudadanía el efectivo acceso a la justicia judicial independiente, imparcial, equitativa, transparente y eficaz.

Tales argumentos hacen necesario proyectar una verdadera ética y moral en nuestro comportamiento, pues la sociedad cubana, que nos elige, observa cómo pensamos, nos conducimos, exige reglas de conducta en nuestro quehacer diario, aún más cuando el juez cubano es un ciudadano común.

Y qué entender por ética y moral. «La ética es una disciplina que forma parte de la filosofía y tiene como una de sus tareas la reflexión sobre la particularidad del ser humano de autolimitarse, a pesar de la libertad absoluta de decisión para actuar de acuerdo a lo que nuestra propia conciencia nos indica, dando origen a la moral».[1] En esencia, ambos conceptos, muchas veces homologados, atañen a la realización del bien.

«La ética, la moral y la fe no pueden ser destruidos con nada», así expresó nuestro Comandante, el 19 de septiembre de 1996, en discurso pronunciado en el acto de solidaridad de la VI Caravana de Amistad Estados Unidos-Cuba; y qué mejor preámbulo para guiar nuestra actuación cotidiana y exponer cada valor institucional recogido en el Código de Ética Judicial.

El primero es sentido de lo justo: Actuación atinada y consecuente en la tramitación de los asuntos judiciales y en la adopción de decisiones caracterizadas por su racionalidad, contextualización, sensatez, oportunidad, prudencia, ponderación, acierto, objetividad y apego a la ley.

Qué tranquilidad para quienes imparten justicia en este tiempo saber que Fidel expresó:

- «Donde hay justicia no hay crimen».

- «La justicia es aquella que va al fondo de las cosas, no a las formas».

- «La justicia es aquella que tiende, sencillamente a sancionar el delito, no a mantener el delito en impunidad».

- «No predicamos el odio contra nadie, pero predicamos la justicia».

- «Ninguna ley, ningún principio que favorezca a minorías, es justo».

Continúa el valor independencia: Los jueces tramitarán y decidirán los asuntos en que intervienen sin ningún tipo de interferencias, ni influencias ajenas al proceso, aplicando la ley y el Derecho al caso concreto, de acuerdo con su interpretación y análisis sobre los hechos y circunstancias que se juzgan, con responsabilidad y total apego a los procedimientos legales y garantías del debido proceso.

Difícil resulta a veces estar ajenos a informaciones que trascienden a los asuntos que resolvemos, tampoco podemos ser tontos, pues nuestra justicia es contextualizada, por eso resulta interesante saber que para nuestro líder histórico; “La independencia no es una bandera, o un himno, o un escudo, la independencia no es una cuestión de símbolos”…por supuesto que nuestra actuación no enarbola consignas, este concepto, eternamente discutido en el ámbito judicial, por lo que representa, recaba de los jueces, tal y como se enunció anteriormente, responsabilidad.

Tenemos que ser imparciales: Realizar los actos judiciales y adoptar decisiones sin predisposición, prejuicio o favoritismo en relación con algunas de las partes o personas que participan en los asuntos, mostrando y exigiendo respeto a la igualdad entre ellas y la protección de los derechos individuales, las garantías legales y las oportunidades procesales de los intervinientes; sin incurrir en comportamientos que denoten trato preferencial con los implicados o manifestaciones discriminatorias por motivos de género, color de la piel, origen territorial, creencias religiosas, concepciones ideológicas, orientación sexual, discapacidad y cualquier otra causa lesiva a los derechos reconocidos por la Constitución y las leyes.

Nuestra sociedad ha afrontado batallas constantes desde el triunfo de la Revolución en la lucha contra cualquier tendencia a favoritismos. En este sentido, las ideas de Fidel se expresan de la siguiente manera:

- «Los perjuicios no se combaten con leyes, se combaten con argumentos».

- «Todo lo que sufre el hombre con la desigualdad es una cosa terrible».

- «No seríamos revolucionarios ni seríamos demócratas, sino estuviéramos despojados de todo tipo de discriminación».

- «No hay nada más absurdo ni nada más criminal que la discriminación».

- «La discriminación por razones de color y de sexo solo puede desaparecer con una Revolución socialista».

Otro valor promulgado es la transparencia: La actuación judicial debe ser abierta, diáfana, accesible, comprensible y verificable para quienes participan en los procesos y para la población en general. Los tribunales tienen el deber de suministrar información y orientación sobre su labor a los interesados y a la ciudadanía; y garantizar la publicidad de los actos judiciales, salvo las excepciones previstas en la ley.

Para el Comandante, «cada palabra que se pronuncie hay que pensarla». Este argumento destierra de nuestro comportamiento banalidades, malas prácticas y exige estudio, cuidado e inteligencia.

Prosigue Código con el valor probidad: Los jueces, secretarios judiciales y demás trabajadores desempeñarán sus funciones con estricto cumplimiento de sus atribuciones legales y mantendrán en todo momento una conducta decente, decorosa, honrada y moralmente intachable, sin solicitar ni aceptar favores, dádivas u otros beneficios por la realización de acciones relacionadas con la labor judicial propia o de otros integrantes de la institución, ni admitir o tolerar intentos de soborno. De igual forma, guardarán la debida discreción en los trámites y asuntos que así lo requieran y mantendrán en su vida personal y familiar un comportamiento cívico ejemplar que les garantice gozar de buen concepto público.

En esta línea de pensamiento, Fidel expresó: «hay que luchar por una vocación, por un deseo, sin esperar recompensas de ninguna clase, ni moral ni material», y además insistió en que «si uno es honrado, verdaderamente honrado, no tiene por qué corromperse».

Continúa el valor humanismo: Tratar a todas las personas con quienes nos relacionamos por razón de nuestro trabajo con cortesía, decencia, respeto, sensibilidad humana y la debida consideración a su dignidad, teniendo especial cuidado y deferencia al tratar con personas con discapacidad, victimizadas o en situación de desventaja social. Adoptar las decisiones judiciales tomando en cuenta el valor intrínseco del ser humano y su desarrollo pleno, los posibles impactos para el ámbito familiar, laboral, comunitario y social de las personas concernidas y para la sociedad, y la garantía de los derechos fundamentales de los ciudadanos.

El humanismo fue un valor al que Fidel prestó especial atención: 

- «Por algo somos humanos, por algo somos hombres, y en el hombre, sus ideas son valores que están por encima de cualquier otra cosa y, por supuesto, muy por encima de la vida».

- «Donde falta humanidad, no puede haber derechos humanos».

La honestidad se expresa en:  el actuar y manifestarse en cada ocasión con sinceridad y apego a la verdad, sin ocultar o distorsionar la realidad, o consentir que otros lo hagan. No ofrecer ni permitir que se emitan datos o informaciones tergiversadas en relación con la labor que se realiza. Enfrentar enérgicamente la mentira, la traición, las indisciplinas y las ilegalidades.

Este valor resulta imprescindible no solo en la actuación de un juez, sino en la de todas las personas: «si no se es honesto no se puede ser nada más en absoluto».

Lo que hacemos tiene que venir acompañado de calidad. Esfuerzos incontables han caracterizado la conducción del Tribunal Supremo Popular para que nuestra labor se distinga por ella, caracterizada por: la actitud de los jueces, secretarios judiciales y demás trabajadores para realizar su labor conforme a requisitos, buenas prácticas y procederes uniformes previamente establecidos, cumpliendo sus funciones y atribuciones con profesionalidad, destreza, pulcritud, eficiencia y eficacia, que garanticen la agilidad de los procesos judiciales, cumplimiento de las garantías y derechos de los implicados, la adecuada motivación y fundamentación de las resoluciones y el cumplimiento oportuno y eficaz de las decisiones judiciales firmes.

Íntimamente ligado a este concepto, pensamos en numerosas ocasionas que resolver más asuntos deviene en calidad. Según nuestro Comandante en Jefe: «la cantidad sin calidad es botar los recursos, botar el trabajo, botar los materiales”», y eso en nuestro ámbito sería además faltar al respeto al pueblo que nos elige.

Los jueces, secretarios judiciales y demás trabajadores judiciales actuarán conscientes de la relevancia y trascendencia del servicio que prestan a las personas naturales y jurídicas y a la sociedad; estarán siempre dispuestos a responder y rendir cuenta por la calidad de su desempeño en el momento, lugar y modo que resulten más apropiados, sin menoscabo de sus derechos, facultades y atribuciones funcionales. Asimismo, asumirán las consecuencias disciplinarias y obligaciones civiles resarcitorias derivadas de las faltas y errores que así lo justifiquen. Esa es la responsabilidad.

Este valor Fidel lo formula de la siguiente manera: «a más responsabilidad, más deber, y a más responsabilidad, más sacrificio». Eso distingue a nuestros trabajadores. La entrega, el sacrificio pongámoslos en cada función que realicemos.

Por último, el Código de Ética Judicial recoge como principio el patriotismo, que significa amar a la patria socialista, defenderla en cada momento con la palabra y la acción, y contribuir a preservar su independencia, su soberanía, la seguridad y estabilidad de la nación, y el orden y la tranquilidad ciudadanas.

Singular resulta la comparación establecida por nuestro líder cuando expresó: «el hombre que se enamora de una mujer bella y virtuosa la quiere con toda su alma, sería incapaz de prostituirla, sería incapaz de alquilarla, sería incapaz de venderla y explotarla, no quiere siquiera que la miren o la ofendan. ¡Así incapaces de explotarla, de alquilarla, o de venderla, tenemos nosotros la santa idea de la patria!».

Queramos a la patria, ante todo, hagamos justicia tal como lo requieren estos tiempos, y no podrán arrancarnos el patriotismo que nos caracteriza.

[1] Marta Silvia Moreno Luce: La deontología jurídica.

Share:

Leave your comment

Plain text

  • No HTML tags allowed.
  • Lines and paragraphs break automatically.
  • Web page addresses and email addresses turn into links automatically.

More relevants

More visited

84 visits
Probably Enrico Caruso's voice was still heard in the phonograph of the house, that snail-shaped trumpet apparatus that seemed…
57 visits

The toga worn by the historical leader of the Cuban Revolution, Commander in Chief Fidel Castro Ruz, during his self-defense…

45 visits

The president of the Councils of State and Ministers, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, during the closing of the Third Regular…

More commented

0 comments

The vice president of the Supreme People's Court (TSP), Maricela Sosa Ravelo, exchanged this morning with the students of the…

0 comments

As part of the celebrations for the Day of the Cuban archivist, the Court System received the pleasant news that one of the…

0 comments
Again the Supreme People's Court is filled with the vital energy that emanates from the young people who come to forge dreams…