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El ideario de justicia que en su extraordinaria vida revolucionaria cultivó, aplicó y nos legó el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, resulta de un interés permanente, para los juristas que lo sabemos líder político indiscutible y eterno, que dedicó todas sus energías a la creación de una Cuba… “con todos y para el bien de todos” …como expresara el Maestro, en Tampa, en 1891.
En el decursar de la historia patria, durante la República de Cuba en Armas, se promulgaron las bases del constitucionalismo cubano, como expresión genuina de los patriotas en sus anhelos de independencia y legitimidad de la nación cubana; las Constituciones Mambisas de Guáimaro (1869), Baraguá (1878), Jimaguayú (1895) y La Yaya (1897), con una fuerte influencia del pensamiento burgués de la época, lograron la representatividad del Estado Cubano en Armas y su ordenamiento, pero no contribuyeron al propósito fundamental de los cubanos de bien: la independencia. Fue por ello que, desde esos tiempos, nuestro Héroe Nacional advertía a los latinoamericanos: “… que no se puede esperar de una constitución política el alivio de las desgracias y el desarrollo de la nación, sino, cuando el interés general ordene y preserve la fórmula de las libertades que haya de garantizarlas”.
Sobre ellas en general, pero específicamente, de la Constitución de Guáimaro, Fidel expresó: “… es admirable aquel empeño, aquel esfuerzo por constituir una República en plena manigua, aquel esfuerzo por dotar a la República en plena guerra de sus instituciones y sus leyes”
Nos inspira, la insuperable condición ética y revolucionaria de aquel joven abogado que después del cuartelazo de 1952, acusó el atropello a la Constitución del 40, y un año y meses después lideró la gesta del Moncada, y dejó por siempre, resonando en la memoria de los cubanos su anuncio del programa de la Revolución, contenido en la trascendental pieza oratoria que es su alegato de autodefensa, que le valió para ser absuelto por la historia, y como discípulo de Martí, instaló como centro de sus ideas, entre tantas, la justicia social, la igualdad, la humanidad, la solidaridad, la dignidad; valores todos que se expresan en la libertad conquistada con el triunfo glorioso de enero de 1959.
En todas las manifestaciones del Comandante en Jefe, durante sus intervenciones en la vida política-social de la nación, ha logrado trasmitir cómo se concibe a un revolucionario, su ejemplo, su ética, su concepción de la justicia social, la solidaridad, cómo debe ser el ser humano, la igualdad entre los hombres, sus derechos y deberes, la unidad que debe reinar entre los cubanos, para salvar la Revolución.
En su infatigable lucha por conquistar toda la justicia, su conocimiento de la historia, sobre la que formó las bases de su pensamiento, sirvieron de sostén a los pilares en que se erigió el texto constitucional socialista de 1976, en cuyo preámbulo, se enuncia como declaración; … nuestra voluntad de que la Ley de leyes de la República esté presidida por este profundo anhelo, al fin logrado, de José Martí: “Yo quiero que la ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”, y mantiene su vigencia en la actual Carta Magna.
La Constitución Socialista de 1976, con sus reformas, fue recogiendo en su texto, la verdadera esencia del desarrollo político-social del país y la realidad de sus condiciones histórico-concretas, en este sentido, en fecha 10 de junio de 2002, en proceso plebiscitario sin precedentes, se dejó expresamente consignado en el texto constitucional, el carácter irrevocable del socialismo y del sistema político y social revolucionario, así como la decisión de que las relaciones económicas, políticas y diplomáticas con otros estados no pueden ser negociadas bajo agresión, amenazas o coerción de una potencia extranjera.
En su explicación al periodista francés Ignacio Ramonet, sobre el significado del carácter irrevocable de la Revolución Socialista, Fidel le expresó: … que para revocar el carácter socialista hay que hacer una Revolución, mejor dicho, una contrarrevolución. Es decir, hay que hacerla, y no es muy fácil hacerla con todo el pueblo educado y unido…”
Del pensamiento de Fidel, su vigencia y guía para una actualización constitucional necesaria.
Durante la proclamación de la Constitución de la República de Cuba, en fecha 10 de abril de 2019, el general de ejército Raúl Castro Ruz expresó: “… la fecha escogida no es casual, hace 150 años, el 10 de abril de 1869, los mambises reunidos en Asamblea Constituyente en Guáimaro, acordaron nuestra primera Constitución, fruto de la unidad e institucionalidad que requería la naciente República en Armas".
La particular y profunda influencia de las enseñanzas del Comandante en Jefe, a partir de su ideario y acción, han hecho posible que se traduzca su esencia, en el ordenamiento jurídico cubano; con especial significado en el texto constitucional; de ahí que en el propio evento, Raúl rememoró la impronta del líder histórico en este ámbito, cuando invocó las palabras de Fidel en su “Informe Central al Primer Congreso del Partido” y citó: “Hoy necesitamos una constitución socialista, en correspondencia con las características de nuestra sociedad, con la conciencia social, las convicciones ideológicas y las aspiraciones de nuestro pueblo. Una constitución que refleje las leyes generales de la sociedad que construimos, las profundas transformaciones económicas, sociales y políticas operadas por la Revolución y los logros históricos conquistados por nuestro pueblo. Una constitución, en fin, que consolide los que somos hoy y que ayude a alcanzar los que queremos ser mañana”.
En toda la extensión del término, el Comandante en Jefe ha sido coherente en el plano ideológico y de actuación revolucionaria, muestra de ello, son las citas que a continuación se relacionan, las que, sin descontextualizarlas, trasmiten en si mismas esta idea:
“… no puede hablar de libertad una sociedad de clases donde existan atroces desigualdades y donde al hombre no se le garantice siquiera la condición de ser humano”.
“… ese ha sido el objetivo fundamental de la Revolución, luchar por la justicia social y humana, y luchar contra aquellos que se oponen en el mundo a esa injusticia, que es la razón de ser de la Revolución”
“… bienestar es también el espíritu de fraternidad humana; bienestar es la hermandad y la amistad verdadera entre los hombres, bienestar es la salud humana, bienestar es la conciencia moral del hombre”.
“… la solidaridad entre los hombres y la solidaridad entre los pueblos sólo se puede concebir en el socialismo y sólo se puede comprender en el socialismo”.
Estudiar a Fidel nos facilita entender la imperiosa necesidad del conocimiento profundo de la historia, con ello contribuir a la unidad, asimilar los cambios, obrar por y para el pueblo que nos manda, con equidad y sentido de justicia; aprender de las ideas que nos han traído hasta aquí y que nos seguirán guiando desde el sitial en el que fue inscrito el testamento político del presente y futuro eterno de la Revolución, cuyo concepto nos dictó el mejor y más grande de nuestros juristas, y que sigue resonando desde la Plaza de Martí, el Moncada, la Sierra Maestra y el monolito de la tarja de mármol sencillo y rebelde como su propia inscripción: FIDEL.
No caben dudas hemos escrito en presente, porque así lo sentimos: junto al pueblo que es ÉL mismo y su REVOLUCIÓN.