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Una antiquísima máquina de escribir fue tecleada con sus dedos. Los libros sobre Derecho fueron hojeados por sus manos, ojos y mente. Un busto pequeño del Apóstol siempre ha estado colocado en la cimera del librero. La pared aun la presiden los retratos de Ignacio Agramonte, José Martí y Antonio Maceo.
En 1950, trabajaban allí tres abogados: Fidel Castro, Jorge Aspiazo y Rafael Resende.
En este bufete se atendían, mayoritariamente, a clientes de pobre economía, al decir de la museóloga Tamara Compte Rojas, quien guio por el lugar a miembros de la delegación de base de la Unión Nacional de Juristas de Cuba del Tribunal Supremo Popular (TSP). Ellos se encontraron con la historia, una vez más.
El buró de oficina posee una estructura inusual para la época, comenta la museóloga, pero Fidel lo encargó con los gaveteros con vista al público. Los demás muebles también son originales.
Sobre el buró descansa el directorio de teléfonos de los clientes, de puño y letra de los tres abogados del bufete. El más revolucionario de los tres dejaría el reducido espacio de alquiler en 1952 para dedicarse a una Revolución, reiniciada con la autodefensa que hoy lleva el nombre de La Historia me Absolverá.
La visita realizada por los juristas del TSP, en ocasión del aniversario 64 del pronunciamiento de este alegato, también se aprovechó para rememorar los antecedentes de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlo Manuel de Céspedes.
La vida política de Fidel Castro en la universidad, el atentado que sufrió mientras lo trasladaban hacia el juzgado, las autodefensas durante su prisión, así como varias acciones tras el triunfo revolucionario en 1959 para eliminar todo rastro de represión contra el pueblo dentro del sistema judicial fueron socializadas por los presentes.
Destacaron el lenguaje tan legible que utiliza nuestro líder histórico en la redacción de su autodefensa; también su intransigencia y sus acusaciones contra el golpe de Estado de Fulgencio Batista, que como nunca fueron oídas, desembocaron en denuncias sin respuesta cuya trascendencia se inscribe hoy en nuestra historia patria.


