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Más de una vez, me he referido a los usos viciosos que, a menudo, se escuchan en el habla popular, y a las causas —o posibles causas— que los originan y que, en consecuencia, contribuyen a que se difundan. Hoy, ante una situación escrita, retomo el asunto, para abordar algunas formas verbales que resultan víctimas del proceder inadecuado de muchos. Vuelvo sobre la desacertada pronunciación de adecua, evacua, licua...
La motivación para escribir al respecto la tuve, en días pasados, cuando encontré el desliz en un periódico. Si siempre he lamentado que tal fenómeno se produzca entre hablantes, ¡cuánto más me duele que se haya empleado en la letra impresa!
Se indicaba textualmente: «La mayor parte de los artistas invitados provienen del Movimiento de Aficionados, lo cual se adecúa al perfil...».
Confieso que no continué la lectura de la información. El hecho me indignó de tal manera que lancé el periódico y me dediqué a otros menesteres que, en ese momento, consideré más útiles. Solo cuando el ofuscamiento había pasado, retomé la publicación para anotar el error.
Antes de traerlo aquí, quise hurgar en mi colección de trabajos publicados, con el simple objetivo de saber cuántas veces he escrito acerca de esto, para no repetir lo mismo. Y encontré que la primera vez fue el jueves 12 de noviembre de 1983, en mi sección Lapsus linguae —periódico Invasor, Ciego de Ávila— y la última, el martes 13 de noviembre de 2001, en Español XXI.
Cuando terminé de leer lo que escribí dos décadas atrás, pensé con Carlos Gardel que «20 años no es nada» porque, sencillamente, «el cuartico está igualito» y, pasado ese tiempo, hay que «volver» —como en el famoso tango— sobre lo que el viento no se llevó.
Sin embargo, como bien dijo Julio Antonio Mella, «todo tiempo futuro tiene que ser mejor» y confío en que, algún día, lograremos desterrar ese uso vicioso del verbo adecuar (junto a otros similares). Además, nuestra prensa es, en esencia, educativa; y vale la reiteración, si con ello contribuimos a que el pueblo esté mejor informado y sea cada día más culto.
Por eso, repito que tal incorrección (aunque a los lingüistas no nos guste mucho el vocablo) se produce por marcar el mayor énfasis en la u de adecua, evacua..., fenómeno que bien puede subsanarse, si retomamos la idea que expresé en el penúltimo párrafo de «Días de evacuación» (vid. supra), ahora, con otros detalles:
Los verbos cuyos infinitivos terminan en -cuar y -guar (entre los que se encuentran adecuar, evacuar, licuar, amortiguar, apaciguar...) se conjugan como averiguar, por lo cual reitero que todo su presente de indicativo —tiempo y modo donde se localiza la dificultad, además del singular del imperativo, como muestra el título de este trabajo— se pronuncian y se escriben sin el acento en la u, igual que se dice /averíguo, averíguas, averígua…/
Por lo tanto, diga y escriba, siempre: adecuo... evacuo... licuo... amortiguo... apaciguo... (y sus correspondientes imperativos en singular: adecua, evacua, licua... o adecue, evacue, licue...) y evite recargar la fuerza de pronunciación de la forma verbal en la u, pues eso es totalmente inadecuado (término preferido por los lingüistas, en sustitución de incorrecto).
(Martes, 4 de noviembre de 2003, p. 3)