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La Justicia Social: Un compromiso global y su relevancia en Cuba.
Cada año, el 20 de febrero, se celebra el día mundial de la Justicia Social, fecha designada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para promover la reflexión y la acción en torno a la lucha contra la desigualdad, la pobreza y la exclusión social. Esta conmemoración se proclamó de manera oficial, el 26 de noviembre de 2007, mediante la resolución A/RES/62/10 de la Asamblea General de la ONU, sin embargo, no es hasta el 2009 que se celebró por primera vez. La efeméride tiene su origen en la necesidad de fortalecer los principios de equidad, inclusión y derechos humanos, en un mundo cada vez más globalizado, donde las brechas económicas y sociales siguen siendo un desafío persistente.
El término objeto de este comentario, no es solo un ideal, sino un pilar fundamental para el desarrollo sostenible y la paz global. La ONU define este concepto como la garantía de que todas las personas, sin distinción, tengan acceso a oportunidades económicas, sociales y políticas que les permitan vivir con dignidad. En este sentido, la fecha busca concienciar sobre la importancia de erradicar la pobreza, promover el empleo digno, la igualdad de género, y la protección social universal.
En Cuba, constituye un principio rector que ha guiado las políticas públicas desde el triunfo de la Revolución en 1959. La Carta magna, proclamada en 2019, consagra en su Artículo 1 que, " es un Estado socialista de derecho y justicia social", reafirmando el compromiso del país con el equilibrio y el bienestar colectivo. Además, el texto constitucional establece en su Artículo 41 que, "todas las personas son iguales ante la ley", y garantiza el acceso universal a la educación, la salud, la cultura y el trabajo como derechos fundamentales.
La legislación cubana también refleja este compromiso. Por ejemplo, el Código de Trabajo, garantiza la protección laboral y la igualdad de oportunidades, mientras que la Ley de Seguridad Social asegura la protección al trabajador, a su familia y a la población en general, así como el apoyo a las personas en situación de vulnerabilidad, como los adultos mayores y las personas en condición de discapacidad, a través del Sistema de seguridad social. Asimismo, el sistema educativo y de salud públicos, gratuitos y universales, son ejemplos concretos de cómo el Estado materializa la justicia social en la vida cotidiana de sus ciudadanos.
El gobierno cubano ha implementado políticas específicas para reducir las desigualdades y garantizar el acceso a los servicios básicos. Programas como la Tarea Vida, destinada a enfrentar el cambio climático, o las diferentes misiones sociales que buscan mejorar la calidad de vida en comunidades vulnerables, son muestra de este esfuerzo. Además, la mayor de las Antillas, ha mantenido un enfoque solidario en su política exterior, colaborando con múltiples países de diferentes latitudes, en áreas como la educación y la salud a través de relevantes programas como el Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias "Henry Reeve".
A pesar de los avances significativos, nuestra isla, enfrenta desafíos en su camino hacia la plena realización del bienestar colectivo. El bloqueo económico impuesto por Estados Unidos por más de seis décadas ha limitado el desarrollo económico del país y su capacidad para acceder a recursos esenciales. Sin embargo, desde el ámbito gubernamental, se ha priorizado la protección social y la redistribución equitativa de los recursos disponibles, manteniendo un enfoque centrado en el bienestar colectivo.
Sigue siendo este país, un ejemplo de cómo se puede priorizar el ser humano, hasta en las condiciones más adversas. El modelo social, basado en la solidaridad y el humanismo, refleja la importancia de construir una sociedad más justa y equitativa.
De esta realidad, no escapa el Sistema Judicial, con su función de impartir justicia en nombre del Pueblo, pues la labor de los jueces y magistrados no solo consiste en aplicar la ley, sino también hacerlo mediante su interpretación, de manera que se promueva la equidad y se proteja a los más vulnerables; enfoque que ha permitido avanzar hacia una sociedad más justa e inclusiva, donde la justicia social no es solo un principio constitucional, sino una realidad que se construye día a día desde los tribunales.
Por tales razones, vivir en Cuba, es, además de un privilegio, un recordatorio perenne de que el desarrollo humano integral, no es un sueño inalcanzable, sino una realidad que se construye con solidaridad, esfuerzo y compromiso colectivo, en una sociedad donde la dignidad humana es el centro de todas las acciones. Tenemos muchos motivos para celebrar esta efeméride, convencidos de que cada paso que damos nos conduce hacia un futuro mejor para todos.